NARCOTRÁFICO E INNOVACIÓN CRIMINAL: VIEJAS ESTRATEGIAS, MEJORES RESULTADOS
- Williams Jiménez
- 1 mar 2021
- 6 Min. de lectura
El tema del que vamos a hablar hoy es del narcotráfico [1]. Sí, es un tema reiterativo, todos los días escuchamos sobre capturas, toneladas de drogas confiscadas e incluso sobre vicepresidentas que tienen familia muy relacionada con este negocio. No se asusten, no crean que vamos a destapar la olla podrida que existe alrededor de esto, sin embargo, se pretende hablar del narcotráfico desde una perspectiva científica. Se abordará concretamente lo relacionado con innovación criminal y la nueva generación de narcotraficantes.
Antes que nada, es necesario comprender a qué se hace referencia cuando se habla de este fenómeno. El narcotráfico es un sistema productivo de un bien que es ilegal, en este caso la droga. Como sistema productivo está compuesto por unos procesos que usan energía, insumos y generan residuos (basura) y resultados. Para el caso particular, plata y droga, pero también muertes, corrupción y políticos caídos en desgracia.
Pero el narcotráfico no es cualquier sistema productivo. Es un sistema que necesita de un control territorial para poder maximizar las ganancias. ¿Qué quiere decir esto? Que se necesita de un territorio para poder existir. Sin territorio sería difícil, no habría plata, así de sencillo es.
¿Por qué necesita el narcotráfico este control? Simple, porque como se produce y comercializa un producto que es ilegal, el territorio es la garantía que permite ocultar la mercancía producida y movilizada, guardar el dinero y esconder a los nobles empresarios dueños de la mercancía y del billete.
Lamentablemente, hay que decir que el control territorial solo se logra con violencia. Aún no se han inventado la manera de ejercer este control sin el uso de ella. De allí que los grupos que comercializan drogas deban ser violentos. Veamos por qué:
En primer lugar, deben defender una mercancía que es costosa y custodiar la plata que circula gracias al narcotráfico. Ahora bien, la manera de hacer más barato el uso de la violencia es el miedo. El miedo como tal evita el uso eterno de la violencia; es efectivo para lograr que las personas que viven en el territorio sean funcionales a la organización narcotraficante.
En segundo lugar, como en los territorios no existe una sola organización narcotraficante, sino que existen muchas, entonces ellas deben tener sistemas de defensa que sepan usar la violencia. Esto naturalmente aumenta el nivel de violencia, pero, también es cierto que las organizaciones narcotraficantes negocian entre sí y coexisten, por ejemplo, se prestan servicios y se cobran otros. ¿Cómo? Similar a como lo hacen otras organizaciones, salvo que en este caso no existen contratos, no existe la posibilidad de acudir a un juez frente a las diferencias. Todas estas disputas se sustentan en la capacidad que tienen las organizaciones narcotraficantes para infligir violencia.
Por último, la mejor defensa contra las autoridades es la corrupción. Pero esto no siempre es posible para las organizaciones narcotraficantes. Por ello, cuando no pueden cooptar a funcionarios, usan la violencia.
Ya sabemos qué es el narcotráfico y que para que exista se necesita plata, territorio y violencia; pero sobre todo mucho ingenio, mucha capacidad para innovar, no solo para mejorar el producto, la forma de producirlo, sino también también para transportarlo, camuflarlo y para satisfacer a la clientela.
Los criminales tienen que innovar constantemente, no solo para ganarse un mercado y para acabar con la competencia, sino para evitar ser encarcelados, asesinados o desterrados. La innovación criminal es un término que el profesor Isaac Beltrán usó para referirse a la capacidad que tienen las organizaciones criminales para adaptarse a las presiones del mercado, del sistema penal colombiano e internacional y a la presión social que se produce cuando alguien sabe que tiene a un criminal al lado o incluso gobernando.
Pero ustedes se preguntarán cómo se evidencia la innovación criminal. Pablo Escobar (no quería hablar de él), ideó un sistema de transporte de droga que diversificó los medios, los modos y los tiempos en que ingresaba la droga a los Estados Unidos. Por ejemplo, usaba al mismo tiempo submarinos, lanchas rápidas, helicópteros, buques de transporte comercial, mulas humanas, así como lo hacía por medio de México, Cuba o Las Antillas Caribeñas.
Pero no solo eso, generó un sistema de aseguramiento a sus socios narcotraficantes en donde logró minimizar las pérdidas de drogas por incautación y sostener un ritmo de producción constante, tan sofisticado como el que emplearon y embaucaron los holandeses por allá hace 300 años con sus lindos tulipanes.
Estos procesos que hasta antes de Pablo Escobar jamás se habían visto, fueron innovación y esta fue la que lo hizo tan exitoso en el negocio de las drogas. Lo otro, lo que le contó Caracol es drama y show, pero bueno, sigamos.
Estas organizaciones criminales incorporaron la innovación como un proceso que les permitió adaptarse a la inteligencia nacional para atrapar y acabar a los narcos (léase con voz de Cesar Gaviria o de Andrés Pastrana), pero también les posibilitó sobrevivir a los embates de la inteligencia norteamericana (no nos digamos mentiras, los gringos tampoco son muy de buenas para pensar).
Ahora bien, eso de Pablo Escobar fue hace 30 años. ¿Y hoy? Pues la innovación sigue, Escobar generó procesos de innovación muy importantes en materia operativa. Es decir, en el proceso productivo. Pero hoy, esta innovación se ha desplazado a los esquemas organizativos de los grupos narcotraficantes y, lastimosamente, nuestras autoridades ni los han captado.
Los procesos de innovación que hoy se vienen dando en las organizaciones criminales se pueden encontrar en los esquemas organizativos. Por ejemplo, para tener una estructura narcotraficante exitosa en Colombia, ya no es tan necesario tener un jefe de sicarios sanguinario, no señor, usted con un buen abogado, un buen contador y administrador puede ser más exitoso que Don Pablo. Ah, eso sí un influencer le puede hacer lobby para tener un congresista benévolo, un juez misericordioso y tener acceso a los clubes en donde están los más nobles colombianos, el negocio perfecto.
¿Qué tiene esto de innovador? El sujeto criminal. Y veámoslo del siguiente modo. Pregúntele a cualquiera que le describa un narcotraficante, casi todos le van a describir a una combinación entre el chapo y chupeta, para todos ese sujeto representa peligro y hasta repudio, asco y otras sensaciones. Pero qué pasa con el narcotraficante de hoy, es un tipo que cambió la ordinaria estética de la cultura neo-greco-mexicana por una estética de élite. El narco de hoy está preparado, estudió en una prestigiosa universidad, se encuentra inmerso en la élite de los empresarios, es más parecido a un personaje de Shark Tank que a uno de la serie Narcos.
Pero los medios de comunicación —probablemente influenciados por la platica del narco—, siguen emitiendo y reproduciendo la imagen del chapo-chupeta y la gente sigue conservando el peligro que este representa. El nuevo narco es un bacán, un filántropo, tiene sonrisa perfecta y ¡está de la hostia! Un tipo así no genera peligro, no genera sanción, merece éxito y es un emprendedor.
Otra innovación son las estructuras como tal. Hoy no existen grandes estructuras como la de los años 80. Hoy las estructuras son pequeñas y sus componentes son altamente especializados en actividades criminales específicas. Por ejemplo, hoy un gatillero ya no tiene que transportar la droga, solo la custodia. Hoy hay empresas que transportan la droga en las ciudades, otras que transportan el dinero, otras que lo cuentan y otras que lo invierten. Todas estas industrias criminales prestan servicios. De esta manera huyen de las autoridades, pues es cada vez más difícil para la policía y para la fiscalía comprender estas redes e imputar delitos que signifiquen penas grandes.
Hace poco un exintegrante de organizaciones narcotraficantes con más de 30 años de experiencia me dijo: las cosas ya no son como antes, antes uno tenía que aprender de todo, a matar, a sumar y hasta generar las ganancias del patrón, hoy en día es muy breve. Casi me conmueve su nostalgia, la ventaja para él, pienso yo, es que la policía aún vive en esa época y los senadores siguen haciendo leyes para ese tipo de organizaciones.
Finalmente, la innovación criminal ha producido una nueva generación de narcotraficantes y nuevas formas de producción de las drogas. Esta innovación criminal por primera vez en la historia no tiene a la violencia y a la producción de las drogas como protagonistas, pero no dejan de ser peligrosas, siguen enquistando en lo profundo y en lo superficial de nuestra sociedad ese germen del narcotráfico.
[1] El presente escrito hace parte del proyecto denominado Contraplano, un espacio de investigación y discusión que se materializa a través de un registro audiovisual. Contraplano Blog surge como un formato alterno que busca visibilizar esta iniciativa y llegar a un público más amplio.
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