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Colombia: ¿Frente a una nueva era de paz o de guerra?

Actualizado: 2 nov 2018

Por: Manuela Pineda Posada


En febrero de 2017 dio inicio la fase pública del proceso de paz entre el ELN y el Gobierno nacional, luego de cuatro años1 de conversaciones de manera confidencial, período en que fue reiterada la solicitud de múltiples sectores de la sociedad civil para llevar a cabo el diálogo en medio de un cese al fuego bilateral. Tal propuesta resulta bastante lógica y denota sentido común, si lo que realmente se busca es la paz, sin embargo, esta solicitud ha sido rechazada reiteradamente por el Gobierno, como en su momento ocurrió con las FARC-EP, fue solo hasta septiembre de ese mismo año que se acuerda un cese al fuego bilateral de 3 meses, en los cuales hubo reducción significativa de las acciones armadas de ambas partes, a pesar de hechos lamentables que desconocieron este acuerdo, protagonizados por uno y otro actor, como la muerte de un gobernador indígena, la masacre en Tumaco, los asaltos de la fuerza pública a campamentos del ELN, entre otros2.


Fuente: AFP del Espectador

Lo anterior deja por sentado, más allá del avance de la mesa de negociaciones en Quito y su significado, las condiciones adversas para la construcción de paz en tanto es sobre la población civil donde recaen las consecuencias de las acciones y ataques entre actores armados, demostrando que es en los territorios locales y regionales donde están las dificultades y retos para resignificarnos como sociedad. Ejemplo de ello son las precarias condiciones de vida en que se encuentran muchos miembros de las FARC y los reiterados asesinatos a estos y 282 líderes sociales en los últimos dos años según la Defensoría del Pueblo,3 lo cual indica que en el país no existen condiciones para ejercer política direccionada a transformar el statu quo, el respeto a los derechos humanos y mucho menos condiciones para dicha construcción de paz, entendiéndola no solo como la ausencia de guerra.

En este punto resulta necesario realizar exigencias y peticiones de acciones coherentes, justas y propositivas, a través de gestos que demuestren voluntad de paz, no solo del ELN -actor sobre quien recae todo el cuestionamiento actualmente- sino también del Gobierno y de los distintos actores de derecha, centro e izquierda. Direccionar tales exigencias solo hacia la guerrilla, aunque la acción del gobierno hacia ella sea en el marco de operaciones armadas luego que el cese al fuego terminara, no acaba siendo realmente justo o válido a pesar de que se adelanten conversaciones entre las partes, siendo innegable el hecho de que la guerra continúa en el territorio nacional. El objetivo debe ser entonces como sociedad enfocarnos en reclamar y construir la paz, es decir, condiciones dignas para el trabajo, derecho a la vida, acceso a la justicia, salud y educación de calidad, garantías para la participación, justicia social, y muchos más elementos que la componen.

En síntesis, la coyuntura del país resulta sumamente preocupante, nos encontramos en el período post acuerdo con las FARC, pero el panorama es totalmente desalentador: no se están cumpliendo a cabalidad los acuerdos; no se vislumbra suficiente esperanza y certidumbre con la situación de derechos humanos, especialmente en regiones como Arauca, Urabá, Casanare, Tumaco, Buenaventura, Cauca, entre otras y; como se enunció anteriormente, nos enfrentamos ante un socialicidio4. Todas estas situaciones necesariamente obligan a problematizar aquél tren de la paz en que hace unos meses creímos estar y aterricemos en la realidad política, social y económica del país, puesto que solo de dicha manera es posible y factible reconocer los avances que ha habido en materia de disminución de la violencia en el territorio nacional y seguir haciendo esfuerzos multilaterales para cambiar las dinámicas y consecuencias del conflicto interno armado que durante tanto tiempo hemos vivido.

Exigir a las partes un cese al fuego bilateral indefinido -mediado por un mínimo de garantías de seguridad- e involucrarnos como sociedad civil en los actuales diálogos de paz es urgente, puesto que este punto de la agenda entre el Gobierno y la guerrilla del ELN será el de mayor avance -esperando que no sea el único- ante la incertidumbre de quién llegará a la Casa de Nariño.

Notas

[1] Para ampliar información: http://www.eln-voces.com/index.php/dialogos-de-paz/voz-del-eln/1472-evaluacion-cese-al-fuego-cfbtn

[2] Para ampliar información: http://www.eltiempo.com/justicia/conflicto-y-narcotrafico/gobierno-dice-que-el-eln-viola-el-cese-al-fuego-150110; https://colombia2020.elespectador.com/pais/las-cifras-del-fin-del-cese-al-fuego-con-el-eln; http://www.eln-voces.com/index.php/dialogos-de-paz/voz-del-eln/1472-evaluacion-cese-al-fuego-cfbtn

[3] Fuente: http://www.elpais.com.co/colombia/282-lideres-sociales-han-sido-asesinados-en-los-ultimos-dos-anos-defensoria.html

[4] José Antonio Gutiérrez lo define como el “asesinato sistemático de dirigentes sociales y de defensores de derechos humanos como una estrategia para evitar cualquier clase de cuestionamiento al orden social vigente” Tomado de: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238449&titular=el-%22socialicidio%22-colombiano-

 
 
 

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