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Los problemas nunca vienen solos: Las inundaciones de la quebrada La Iguaná

Esta reflexión es una crónica, surge de un trabajo de observación en campo y entrevistas con mujeres líderes del barrio La Iguaná a partir de la problemática presentada en cada temporada de lluvia en la ciudad con la quebrada que pasa por el barrio La Iguaná, en Medellín, Colombia, la cual se desborda inundando las casas de sus orillas.

Fuente: [Fotografía de Juan Miguel García]. (Medellín. 2019).


A manera de Contextualización


Es un problema histórico de este barrio, donde familias que lo habitan desde hace 50 años, o más, han tenido que padecerlo, naturalizándolo como algo normal en su cotidianidad. Sin embargo, les ha implicado como comunidad tener que organizarse para tomar acciones preventivas y apoyarse como familias afectadas, en los trabajos de limpieza de la sedimentación resultante cuando ocurre la catástrofe.


Aunque el desborde de la quebrada solo ocurre en temporada de lluvias, es difícil anticiparse a que esto pase, porque se observa poca planeación estatal de este hecho, a pesar de que eventualmente el Área Metropolitana interviene en la quebrada para limpiarla de residuos sólidos y hacer más profundo su cauce. El problema de fondo es que la canalización fue construida irregularmente y no se hacen aún cambios que brinden soluciones estructurales. Todavía les toca a los vecinos asumir, por sus propios medios, el remedio al problema reiterado, como utilizar de barrera los costales para que no se pase del cauce el agua.


Vale resaltar que son mujeres, líderes del barrio La Iguaná, quienes han participado en la visibilización local de la problemática, mediante reuniones informativas, debates y hasta comisiones accidentales, realizadas en el barrio para tomar decisiones sobre la canalización de la quebrada, las cuales, han permitido aprender la gestión para buscar la forma de alertar a la comunidad en caso de una avalancha, mediante un sistema de alarma temprana.


Ellas se han posicionado del liderazgo de estas acciones en mención, participando activamente con la comunidad en general, a través de campañas de concientización, acompañando, cuando suceden las afectaciones, e implementando actividades de prevención sobre el desecho de basuras en la quebrada; además de trabajar como intermediarias entre la comunidad y las entidades municipales.


Entre sus acciones se destaca la mediación a través de la Junta de Acción Comunal con instituciones y entidades públicas como: la alcaldía de Medellín, con su subsecretaría MetroRío, el Área Metropolitana y el Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres -DAGRD-, para adelantar planes preventivos ambientales como de inundación y avalancha.


Las líderes locales hacen también, lo que ellas llaman un “voz a voz”, de las correctas prácticas sanitarias, esto es, llevar las basuras a los puntos establecidos para su recolección y preferiblemente diferenciar los residuos para el reciclaje. Igualmente, junto con la alcaldía, acompañan la limpieza del barro y escombros en las ocasiones que las casas de la orilla se han inundado.


Estas mujeres son madres de familia y han vivido por un largo tiempo en La Iguaná, sea porque llegaron con sus familias hace muchos años y no tienen a donde ir, o porque se sienten cómodas con la ubicación de la vivienda y se han sensibilizado con las dificultades de su comunidad.


En este sentido, las mujeres relatan con crudeza la forma en la que ha subido el nivel del agua entrando a las casas, el caudal es tal que arrasa con todos los enseres de las viviendas hechas de madera y ladrillos viejos, dejando a su paso solo el lodazal de las aguas sucias. Una de las entrevistadas cuenta que en una ocasión la quebrada entró tan rápido a la vivienda, que su esposo no tuvo tiempo de ponerse la ropa y salió en bóxers a la calle, mientras ella sólo alcanzó a agarrar a su hija de 2 años para sacarla de allí.


Entonces, como los problemas nunca vienen solos, algunas veces son impredecibles y en otras se convierten en parte de nuestra vida, aparentemente, sin poder encontrarles solución. En el barrio La Iguaná, todas las cosas pasan por una razón, en este caso, es producto de la combinación de una inefectiva intervención municipal y los malos hábitos de convivencia y salud pública vecinal.


Es decir, estamos hablando de intervenciones municipales poco pertinentes porque son acciones que sólo mitigan el problema, pero no lo solucionan por completo. Acciones que van desde la limpieza de las zonas más contaminadas, la construcción de barras de contención, hasta el ensanchamiento de la ribera, pero no siempre planificadas desde las necesidades de la población, porque cada año la quebrada se sigue subiendo; asimismo, cuando el problema literalmente se desborda, la comunidad denuncia que se toman acciones como la mano dura de la administración.


En este sentido, cuentan los vecinos que una vez la fuerza pública del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía Nacional -ESMAD-, desalojó a un grupo de familias que vivían en la parte conocida como “Los Ranchitos” para hacer parte de la canalización que hoy se puede ver desde el puente de la carrera 65.


No obstante, también hay que reconocer las prácticas cívicas equivocadas, tales como tirar residuos sólidos de todos los tamaños a la quebrada y construir barreras improvisadas que aumentan el riesgo de derrumbe.


Fuente: [Fotografía de Juan Miguel García]. (Medellín. 2019)


Como se puede notar, por parte de la comunidad persiste de fondo una falta de concientización, sentido de comunidad y de pertenencia de algunos de los vecinos, mientras la mayoría de líderes barriales, mujeres, quienes se encargan de adelantar acciones en beneficio de todos, priorizando a las familias más cercanas a la orilla de la quebrada por ser las principales afectadas.


Todo esto es lo que trágicamente sigue ocurriendo en cada temporada de lluvias, en la cotidianidad del barrio La Iguaná. Llegan olores putrefactos, escombros, basuras, suciedad y moscas por el cauce del rio, y las lluvias desde el corregimiento de San Cristóbal y barrios aguas arriba como Robledo, Pajarito, entre otros; como reportan algunas de las mujeres, hasta cadáveres llegan a estos predios, vía la quebrada.


Esta situación afecta el diario vivir de la comunidad, pero también al medio ambiente, generando incluso un problema de salud pública para los habitantes del sector y de la ciudad.


¿Cuál puede ser la solución entonces?


Pregunta relevante cuando durante tantos años se han mantenido unas prácticas de vida, estrechamente ligadas a la pobreza como círculo vicioso que impide llevar a cabo alternativas realmente efectivas. No obstante, una postura foránea de esta problemática trae consigo la posibilidad de tomar una perspectiva más crítica de la situación, que permita analizar las distintas causas y actores y ponderar factibles soluciones. Como ya se enunció, ningún problema viene solo y hasta ahora lo que se ha hecho en la quebrada que pasa por La Iguaná ha derivado en acciones diversas, no siempre beneficiosas para la comunidad afectada.


Pero hay todo un dilema


Terminar de hacer la canalización implica hacer un ensanchamiento de los bordes de la quebrada, más allá de los límites donde están ubicadas las casas en riesgo de derrumbe. Para llevar a cabo esta tarea es necesario que las familias desalojen sus viviendas, aunque hasta el momento, ni la alcaldía de Medellín, ni el Área Metropolitana, han presentado un proyecto acompañado de una reubicación de las familias, que mejore sus condiciones de vida y les posibilite una zona donde puedan acceder a un mejor desarrollo. Al no contemplar la parte social, hace que estas acciones, siempre sean inviables.


En el pasado la realidad de estas intervenciones públicas terminaron por hacer uso de la fuerza, como ya se mencionó, pero esto es algo que nadie quiere volver a repetir.


Por otro lado, los esfuerzos de la comunidad en contener improvisadamente con el uso de costales el cauce del agua cuando se desborda, han resultado insuficientes y hasta inadecuados, porque no hacen más que aumentar el riesgo de derrumbe y cuando dejan de ser útiles pasan a formar parte de la gran cantidad de desechos que bajan y se acumulan en la quebrada.


En todo caso, como las familias directamente afectadas, no tienen a dónde ir, las soluciones están enfocadas a encarar esta problemática desde la comunidad misma.


Primero, evitando la contaminación de la quebrada con el desecho de residuos sólidos de cualquier tamaño; y segundo, fortaleciendo los procesos barriales de redes de apoyo social, para la cooperación interna y de mediación con las entidades ya mencionadas, incluyendo a la academia, para el seguimiento oportuno y la conciliación de intereses. Vale la pena señalar que, a pesar de que algunas personas del barrio encuentran ofensivas las visitas de la universidad porque sienten que no aportan, las líderes barriales buscan estrechar más estos vínculos.


Es necesario analizar la posibilidad de una contención alternativa realmente resistente que no implique el desalojo de las familias; en esta vía, en la actualidad es importante promover estudios ambientales sobre reforestación de las orillas de las quebradas, que permitan la retención del agua y la preservación de los cauces, de una forma más sostenible y duradera, en vez del método ya obsoleto de canalización a partir de diques. En el barrio La Iguaná, la reforestación no se contempla aún, como una opción viable que permita dar solución a esta problemática.


Por tanto, es necesaria la visibilización


Se puede decir que la atención a los problemas comienza por su correcta visibilización, ya que, si no es por el relato de los directamente afectados, difícilmente la ciudadanía en general se interesa por este tipo de situaciones.


Por lo tanto, es necesario desde la academia realizar el reconocimiento de problemáticas sociales como la expuesta, con estudios sistemáticos y rigurosos, de amplio alcance, que contribuyan en este caso, a la solución del problema de la quebrada históricamente desatendido.


Así, se requiere enfocar los esfuerzos en la solución de esta problemática, teniendo presente las diversas variables que la contienen y que permitirían soluciones integrales más pertinentes.


A la vez, se hace un llamado a no perder la esperanza en poder desarrollar acciones que estén en pro del mejoramiento de la calidad de vida de los vecinos de La Iguaná, sin desmedro del medio ambiente.


Una reflexión final


Es importante identificar que la problemática de La Iguaná es una consecuencia de la situación de abandono y desdén institucional, a nivel administrativo en la ciudad, pues acá se evidencia como en otras comunas, la relación con la construcción riesgosa de diques en las orillas de las quebradas, el crecimiento urbanístico desregulado, la incompetencia de las redes de los carros de basura y, por último, el grado de educación cívica de los vecinos del barrio.

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