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LA REACTIVACIÓN POPULAR EN LATINOAMÉRICA FRENTE A LAS POLÍTICAS NEOLIBERALES Y ELÍTES SÁTRAPAS

Las transformaciones políticas y económicas iniciadas en la década de los años noventa en América Latina han profundizado la desigualdad social y económica de la mayor parte de la población. Esta fase del capitalismo de “acumulación por despojo” por parte de las élites políticas, empresariales, financieras, nacionales y globales (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional) y las grandes corporaciones multinacionales, han conducido a Estados cada vez más débiles social y económicamente y a mercados cada vez más fuertes.


Esa transformación hacia el neoliberalismo y desde un modelo de desarrollo extractivista se tradujo en reformas económicas y sociales, entre estas, el ingreso de los fondos privados de pensión y salud, la flexibilización en las formas de contratación laboral, el excesivo endeudamiento público externo, las reformas tributarias y la privatización de empresas públicas a las que le siguió el aumento en las tasas de desempleo y subempleo.


Lo anterior dirigido por partidos políticos con unos líderes sátrapas, sin escrúpulos e indiferentes frente a las vidas empobrecidas de sus connacionales, que no han tenido ningún reparo en presentarse como favorecedores de ese modelo económico, al punto de que son cada vez más frecuentes sus expresiones acerca de los protestantes en la calle acusándolos de vándalos, terroristas, vagos u otras más risibles como la expresión de la Primera Dama de Chile, refiriéndose al levantamiento popular de la última semana de octubre como de “una invasión extraterrestre o alienígena”.


Fotografía 1 Fotografía 2

Fuente: Fotografía 1: Pablo Vera - AFP, tomado de Manuel Cabieses en Indymedia Argentina. Fotografía 2: Chile Histórico


Las condiciones actuales de precarización social y económica son el principal combustible para la indignación popular y las demandas por un cambio. Este es el escenario económico y político en el que se han presentado las protestas sociales de los últimos meses en la región.


El descontento popular y las acciones colectivas tienen motivaciones coyunturales que corresponden a las dinámicas internas de cada país. Sin embargo, después de las movilizaciones del último año será cada vez más difícil para los dirigentes de estos países seguir preocupados exclusivamente por la meta anual del crecimiento económico, sin tener en cuenta las políticas macroeconómicas necesarias para la distribución de la riqueza.


En el caso colombiano, desde finales del año 2018 la voz de alarma y movilización masiva la han protagonizado los estudiantes en defensa de la educación pública. Se han manifestado frente al desfinanciamiento paulatino de las universidades vivido a partir del sistema de financiación de las universidades propuesto en la Ley 30 de 1992.

Fuente: Juan Luis de la Hoz, 2019.


El detonante del malestar para la movilización social en países como: Haití, Nicaragua, Puerto Rico y las más recientes en Argentina, Ecuador, Bolivia, Uruguay y Chile, las sintetizo en la siguiente Tabla 1:

Tabla 1: Síntesis de las protestas en la región latinoamericana durante 2019

Fuente: Elaboración propia, 2019.


Antes de este ciclo de expresiones populares el escenario político latinoamericano estuvo silenciado frente a las políticas neoliberales y sus consecuencias en el empobrecimiento general de la población, la agenda de temas y demandas sociales y políticas de la movilización social en América Latina había estado ocupada en otro tipo de desigualdades. Algunas de estas se han dado como las luchas por el reconocimiento de derechos frente a la diversidad sexual, étnica, la igualdad de género y libertad en los derechos reproductivos, otras expresiones colectivas frecuentes han sido por la defensa ambiental y de los territorios frente a proyectos extractivistas o en protesta por las violaciones a los derechos humanos; entre estos el asesinato de líderes sociales, estudiantes y periodistas en países como México, Brasil, Ecuador o Colombia.


Otras movilizaciones han estado motivadas por la búsqueda de la verdad de los desaparecidos, las memorias y los responsables de lo ocurrido durante las dictaduras del Cono Sur, otras más se han dado por las restricciones a la oposición política, la censura y el reconocimiento de la existencia de presos políticos en países como Venezuela y Cuba, o las luchas por el reconocimiento de las víctimas del conflicto armado y los falsos positivos por parte de actores armados y, recientemente, frente a los resultados del plebiscito que buscaba vía popular refrendar los acuerdos de paz de Colombia en el año 2016.


Lo que vemos en este final de 2019 es un cansancio popular frente al modelo económico y político, aunque sin claridad en el horizonte de cómo y con qué sustituirlo a corto plazo, con respecto a lo cual destaco dos aspectos coyunturales, que marcan la diferencia frente a cualquier situación anterior. El primero, los acumulados y aprendizajes de las organizaciones sociales, indígenas, estudiantiles, de mujeres, de usuarios de salud y de jubilados, que ya no tienen miedo a la represión y criminalización frente a la protesta social, y que con el gran despliegue social y político difundido a través de redes sociales, de las marchas y plantones, han hecho tambalear y renunciar gobiernos, retroceder medidas y paquetazos, como el que acaba de retroceder Lenin Moreno en Ecuador o Sebastián Piñera en Chile, incluso haciéndolos pedir perdón por haber ignorado al pueblo chileno y sus necesidades; o al expresar que “han abierto los ojos bien abiertos”, aunque sea retóricamente y porque lo hayan expresado como un mecanismo de contención de la protesta, pero que ya tampoco les funciona.

Fuente: Nico Solo, 2019. Tomado de IndyMedia Argentina.


El segundo aspecto que marca esta coyuntura es que en las experiencias de estos países ya no sólo nos vemos como un receptáculo de prácticas políticas y problemáticas sociales. Contamos hoy con un acervo de prácticas populares, epistémicas, teóricas y metodológicas que nos permiten afirmar un alejamiento de esa etiqueta de dependencia intelectual que había caracterizado a la región. Lo que obliga a poner el foco en las agencias y los conocimientos con los que hoy contamos, configuradores de una perspectiva latinoamericana, crítica del colonialismo interno que señalara Silvia Rivera Cusicanqui, desde disciplinas como la antropología, la economía, la sociología o la ciencia política.


Con los aportes de intelectuales como Enrique Dussel, Anibal Quijano, Eduardo Gudynas, Maria Stella Svampa, Rita Laura Segato, Arturo Escobar, Atilio Borón, entre otros, sin alcanzar a nombrar los que les han antecedido, advirtiéndonos hace décadas de los problemas del colonialismo interno, del modelo extractivista y de las distintas opciones que podemos comenzar a configurar en respuesta al modelo de desarrollo hasta aquí impuesto, relacionadas con el “Buen vivir”, la redistribución de la riqueza, y las distintas soluciones colectivas que logren cristalizar la igualdad económica y social con el reconocimiento de las diferencias identitarias y políticas, un asunto pendiente y que está en el trasfondo del descontento social generalizado en nuestro continente.

Fuente: Wanafrica, 2019. Tomado de Eugenia Lopez en IndyMedia Argentina

 
 
 

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