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La cortina de humo en la Universidad. Una reflexión detrás de la defensa sindical

Han transcurrido 81 años desde la trasmisión del programa radial El Mercury Theatre on the Air en Norteamérica por Orson Wells. La emisión del episodio La guerra de los mundos en Estados Unidos un 30 de octubre de 1938, fue una adaptación de la novela de ciencia ficción del británico Herbert George Wells de igual título, esta atemorizó a la población de ese país y le mostró a la humanidad, entre muchas cosas, el alcance y el poder de los medios de comunicación e incluso de las noticias falsas. Transcurridas ocho décadas de historia y en ella dos guerras mundiales y más de 50 años de conflicto en Colombia, hoy, estas noticias falsas se venden más que el pan caliente ¿No es algo ilógico? Y, más cuando no cuestionamos la fuente o el contenido de dichas noticias, es como si el ser humano hubiese entregado su razón a los anuncios del poderoso buscador Google.


Estas y otras preguntas saltan inmediatamente cuando se discute sobre noticias falsas e información fraudulenta, que va desde invasiones extraterrestres hasta videos haciendo acusaciones graves con sustentos amañados, descontextualizados o incompletos. En este sentido, no espero tratar la evidencia de las invasiones o visitas de seres extraterrestres, pretendo hablar de lo más cercano, que nos interesa como estudiantes, docentes o ciudadanos: la difamación.

Fuente: Shaugun. F. (2013). La guerra de los mundos: 75 años.


La cantidad de contenidos audiovisuales a la que nos vemos sometidos todos los días es increíble, cada minuto se suben 300 horas de video a YouTube (Smith, 2016). En este mar de información, ¿qué podría representar un vídeo de 2 horas 47 minutos y 11 segundos[1]? Aproximadamente, tres horas representan el 1% de un minuto, pareciera algo insignificante y puede que pase desapercibido, de hecho, las 485 visualizaciones lo validan.

Esto, a nivel mundial no tiene mayor relevancia, pero a nivel local puede significar el desprestigio, la difamación, la mentira y la muestra de demagogia más clara y cercana que podamos tener. En otras palabras, este uno por ciento nunca alcanzará la audiencia del programa de Wells aunque pudiera ser ese el interés, sin embargo, en nuestro contexto puede tener un efecto incluso mayor que el programa de Wells.


En la comunidad de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, hemos escuchado del sistema político colombiano y de sus representantes todo tipo de afirmaciones, críticas y prácticas cuestionables. Dentro de muchas aseveraciones habrá que resaltar la facilidad para desviar la atención del ciudadano de lo verdaderamente relevante hacia mentiras o temas que no son trascendentales para el país. Véase, por ejemplo, como durante el debate de control político al fiscal general de la nación se presentó un video donde el senador Gustavo Petro recibió un dinero en una bolsa y aunque no busco defender al senador Petro, me pregunto, ¿qué relevancia tenía el video en ese debate?, ¿acaso se estaba debatiendo sobre conductas irregulares o cuestionables de los parlamentarios? Es decir, al introducir el video de forma irresponsable, sin contexto y con la ayuda de los medios de comunicación, el tema principal quedó opacado por prácticas cuestionables o, como actualmente se está buscando desprestigiar la JEP, para restarle credibilidad a esta y a los acuerdos de paz mismos, ¿cortinas de humo?; ejemplos como este se encuentran muchos, desde la colonia hasta la actualidad.


Lamentable que estos comportamientos deplorables lleguen al interior de una Universidad, específicamente a la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, donde la reflexión, el diálogo y la investigación deberían ser el baluarte para su funcionamiento e interacción. Asegurar en un video que una administración está haciendo persecución política a un profesor y que “despide”[2] a docentes ocasionales son afirmaciones muy serias, que desprestigian a la administración, a la facultad y a toda una universidad. ¿Por qué hacerlas de esa forma? Si lo que se dice en el video es verdad, porque no invitar a una discusión abierta con los estudiantes, docentes, administrativos y mostrar toda la evidencia de ambas partes ¿Por qué la necesidad de enviar el video a unos estudiantes para generar desconfianza e insatisfacción frente a una administración?


Es acá donde las prácticas al interior de esta institución parecen seguir las lógicas perversas de la política nacional. Ya que algunas de las personas que salen en las 2 horas 47 minutos y 11 segundos del vídeo como portavoces de las acusaciones de persecución y “despido” son las señaladas por la comunidad universitaria de acoso. Por ello, ante esta afirmación habrá que recordar que un par de meses atrás, durante la celebración del día internacional de la mujer y pese al protocolo dispuesto por la Universidad desde el año 2017 para estos casos, los colectivos feministas de la Universidad dispusieron a la comunidad espacios para denunciar los casos de acoso en el claustro educativo, estudiantes tomaron marcadores y se expresaron abiertamente. En esta jornada estudiantes y profesores fueron expuestos públicamente llamando la atención sobre lo ocurrido. ¿Quizás no es coincidente que aquellos portavoces y representantes de los despedidos no estén instrumentalizando el fuero sindical para manipular mediáticamente la opinión de la comunidad académica frente a una administración, para solapar las prácticas de misoginia y machismo a las que han sido expuestos públicamente por las estudiantes?


Por otro lado, no podemos olvidar que acabamos de vivir cuatro meses de paro universitario, de marchas estudiantiles y profesorales y muchas discusiones sobre el tema educativo, divulgar un video de persecución y “despido” sin las debidas aclaraciones o contextos puede ser tan nefasto y aterrador como el programa radial de Wells. Es cuestionable y decepcionante que viviendo en un país que lleva 60 líderes asesinados al 10 de mayo del 2019 (Puentes, 2019), en un escenario de posconflicto y donde se habla de temas tan álgidos como una constituyente, la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, se vea obligada a desgastarse con videos de extraterrestres y acusaciones amañadas y sin fundamento.


El sistema educativo colombiano esta en mora de discusiones con argumentos y con altura, evitando videos sin información clara y sin contexto que solo buscan difamar y crear cortinas de humo para distraer de lo verdaderamente importante (como es el acoso de profesores hacia estudiantes, las evaluaciones docentes y las estrategias pedagógica de formación universitaria integral). Como universitarios no podemos caer tan fácil en las fábulas, debemos despertar la capacidad de dudar y el criterio necesario para filtrar toda la información; que la anécdota de Wells sirva para no seguir cayendo en el mismo error y que el uno por ciento solo se quede en números.


Fuente: Producciones Pana. (2015). La paz según Mafalda.


Para concluir, y aclarando que apenas me encuentro en las primeras lecturas de filosofía política clásica, los comportamientos que se aprecian al interior del claustro académico por parte de autonombrados conocedores de filosofía son una muestra clara del choque entre lo predicado en clase y sus acciones. Al parecer, la formación filosófica de algunos docentes universitarios necesita una actualización urgente.

[1] Se hace referencia al video de las negociaciones entre los sindicatos de profesores y la Universidad Nacional de Colombia. El cual puede encontrarse en: https://www.youtube.com/watch?v=7gxItFLkAHA


[2] Conscientemente escribo “despido” ya que un profesor ocasional, técnicamente, no puede ser despedido, porque lamentablemente es vinculado con un contrato a término definido.

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