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Cronos en la escuela: la Historia vuelve a clases

Actualizado: 2 nov 2018

Por: Mauela Arango.


“A aquellos que, en la proa del barco, interrogan continuamente al horizonte que se extiende ante sus ojos” Lucien Febvre (1982)

Cuando se menciona la palabra Historia en una típica conversación se hacen recurrentes dos significaciones contradictorias: la primera, desligada de cualquier relación académica, hace referencia a una sucesión de hechos que se entienden como veraces y que se marcan por fechas, un hilo que tiene nodos importantes; la segunda, a una disciplina amplia de las humanidades a la que, aunque se concibe como social, sólo acceden a ella “eruditos” que logren abarcar el relato del mundo entero en sus pequeñas cabezas. Cualquiera de estas dos acepciones marca una grave contradicción con lo que la misma historia nos depara.


Muchos han sido los años en los que Colombia ha dejado de lado la preocupación por la impartición de una buena cátedra de Historia, y no sólo de historia nacional, que podría entenderse como la más obvia; sino de la Historia “sin más”, como la llama el mismo Lefbvre (1982); la historia que tiene por objeto al hombre. Desde hace más de 25 años dejó de entenderse ésta como una asignatura independiente de todas las demás, para convertirse en la transversalidad más tácita de las Ciencia Sociales; hecho que ha generado un viraje en el debate, pasando del orden meramente político-administrativo a uno epistemológico, en el que se comprende la Historia como una forma del saber metódico y riguroso.

Del “Descubrimiento de América” a la Independencia de cada una de las naciones, no se logra rastrear con certeza el devenir de la “patria”. Sólo pocos apellidos logran rondar la cabeza de los colombianos: Caldas, Mutis, Torres, Bolívar, Santander, Córdoba, y a lo sumo, La Pola; personajes que no hacen más que validar la historia hecha por los hombres, los hombres vencedores. Pero, una Historia que se pensó como un proceso de memorización y una exaltación a los “héroes”, ¿¡Cómo no iba a producir una mentalidad política de Mesías y salvaciones!?

Las primeras escuelas de Colombia entendieron esto como el “sentido católico de nación”. Este país era el producto de luchas de hombres valientes y de fe que se entregaron a la libertad como causa; sin embargo, a la escuela y a la narración oficial de la historia, se les olvidó mencionar todo la multitud de indios[1], negros, campesinos y mujeres que detrás del “Libertador” lograron los verdaderos triunfos. De ahí en adelante, la historia, como relato y como disciplina, no hizo más que reafirmar lo propio: hitos, fechas, nombres y ciudades que se veían secuencialmente y que en nada se relacionaban con la historia mundial. Una historia hecha a la medida colombiana.


Es esta la historia que de muchas maneras, se cuenta sobre Colombia. De Bolívar y Santander a los conservadores y los liberales pasando al gobierno y la insurgencia; de los héroes a los partidos y de ahí, al conflicto armado. Hoy son las guerrillas, el narcotráfico, los paramilitares y los presidentes la pauta de la historia; una historia con mirada liberal y estatal, un país de dicotomías y de mesías.

Pero esta historia no se ha impartido en el sistema educativo, desde la óptica del método, de la misma manera, y eso habla mucho del tipo de educación que se plantea el país. Antes de Gaviria en 1994, Historia era una materia casi que obvia para la educación primaria, básica y media; sin embargo la Ley General de Educación borró esta particular disciplina del orden curricular y la sumergió a lo que hoy conocemos como Ciencias Sociales (El Espectador , 2017); he aquí el debate epistemológico.

La historia, así como la geografía, la política y la antropología, se entendieron como partes de un corpus de saberes sociales y humanos que no podían prescindir el uno del otro; no obstante, la comprensión de dicha transversalidad logró socavar el término de lo “social” creando un significante vacío alrededor de él extremándolo tanto, que hoy los colegios enseñan el Sistema Solar, en las clases de Sociales.

Cabe aquí entonces preguntarnos algunas cosas ¿Qué es lo que está entendiendo el sistema educativo, por Ciencias Sociales? ¿Por qué constreñir la política, la geografía, la constitución y la historia en un solo lugar, acrítico por demás? ¿Cuál es la importancia que a este saber se le da en el orden curricular? Las humanidades se precisan en la actualidad en un método de poca profundización y de memorización, obligado a ser impartido en la educación básica y media de manera poco profunda, mientras que nuevas asignaturas como “Emprendimiento” se dictan en los colegios desde primero de primaria con una intensidad de 2 horas semanales. Vuelve y retumba la pregunta, ¿Qué es lo que se está pensando entonces en el sistema general de educación colombiano por Ciencias Sociales?

La ley que desde el año 2016 se propuso por la bancada liberal del congreso, propiamente por la senadora Vivian Morales —a quien este texto no pretende analizar sino sólo precisarla como su autora— y que fue promulgada por Presidencia de la república el 27 de diciembre del año pasado (Ley 1874 de 2017) intenta hacer un poco de justicia a los dos cuestionamientos, político-administrativo y epistemológico, que se exponen anteriormente, sobre todo en perspectiva a una historia para el posconflicto.

Volviendo a darle valor al sentido histórico, que en esencia debería ser crítico, de la construcción de país, plantea el resurgimiento de esta asignatura en las aulas de clase de la formación básica y media teniendo por objeto tres principales propósitos:

“a) Contribuir a la formación de una identidad nacional que reconozca la diversidad étnica cultural de la Nación colombiana.

b) Desarrollar el pensamiento crítico a través de la comprensión de los procesos históricos y sociales de nuestro país, en el contexto americano y mundial, y

c) Promover la formación de una memoria histórica que contribuya a la reconciliación y la paz en nuestro país.” (Ley 1874, 2017)

Como un no menor reto para la educación colombiana, la ley intenta desmontar la historia de figuras y de hitos, de los nombres y las fechas, de la mirada institucionalizada del país para proponer un nuevo proyecto que de campo a la historia social y desde la base colombiana; teniendo como principio la reivindicación de autores de la revolución epistemológica colombiana de los 60s y 70s, tales como Molano, Tirado Mejía, Arciniegas y Melo, acercándose cada vez más a la construcción de memoria colectiva y a la valoración de las prácticas populares; al menos todo esto como proposición[2].

En suma, esta nueva normativa es una ventana de oportunidades a la creación de una nueva Historia colombiana y a una apreciación más profunda de los saberes sociales. Hacer parte de la construcción de un relato propio, historizar la historia, interpretarla más que memorizarla, nos dará más pistas del país a conseguir que el mismo relato pasado.

Al gobierno y al magisterio le quedan bastantes retos, pues la sola ratificación de la Ley puede ser sólo un saludo a la bandera sino se hace una verdadera ejecución crítica, académica y política con ella. La Historia puede caer en riesgo de ser una “el relleno” como lo han sido ya Ética y Cívica; incluso pudiendo caer en el error de reafirmar la misma narración del conflicto, y no terminar en nada.

Queda pues el reto de analizar cuáles son los potenciales vicios que traer de nuevo a circular una asignatura como esta y buscar iniciativas para corregirlos, pero esta también es tarea de los estudiantes; hacérle justicia en su relevancia no puede ser excusa para que de nuevo el gatopardo haga valor a su sentencia: “cambiar todo para que nada cambie”. La Historia es evidencia del cambio, hay que hacer honor a su concepto.

Notas:

[1] Se hace la salvación que el lenguaje de la época era nombrados como ‘indios’, hoy en día la correcta denotación es Indígenas.

[2] Para consulta se comparte el link de la exposición de motivos y radicación de Proyecto de Ley: http://leyes.senado.gov.co/proyectos/images/documentos/Textos%20Radicados/proyectos%20de%20ley/2015%20-%202016/PL%20166-16%20la%20historia%20como%20una%20asignatura.pdf

Referencias

El Espectador . (31 de Diciembre de 2017). Regresan las clases de historia a los

colegios colombianos. El Espectador, págs. https://www.elespectador.com/noticias/educacion/regresan-las-clases-de-historia-los-colegios-colombianos-articulo-731113.

Febvre, L. (1982). Combates por la Historia. Barcelona. Ariel.

Presidencia de la República. (2017). Ley 1874. Colombia.: Presidencia de la República.

 
 
 

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