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COLOMBIA PERMANECE

-Bruto (dirigiéndose a la ciudad)

"(...) ¿Prefirierais que César viviera y morir esclavos a que esté muerto y vivir libres? Porque fue mi amigo, lo lloro. Porque afortunado fue, lo celebro; porque fue valiente, lo honro; porque fue ambicioso, lo maté"

Julio César - William Shakespeare


“Amiga mía, siempre te he creído capaz de comprender,

lo que es más difícil que perdonar”

Alexis o el tratado del inútil combate - Marguerite Yourcenar


La indagatoria al expresidente y senador de la República Álvaro Uribe Vélez ante la Corte Suprema de Justicia por la presunta manipulación de testigos ha sido un evento de gran resonancia mediática, y no es para menos. Un evento que por su alcance social, político y jurídico expone un conjunto de situaciones y presentimientos que han permanecido en las sombras de las agendas mediáticas y en los márgenes de los marcos comunes de responsabilidad moral.


A partir de este hecho, la plaza pública y las redes sociales permitieron el flujo de fuerzas y voces desatadas a lo que para muchos fue un agravio a su ídolo y para otros un dichoso aliciente. Surgió la inquietud de la posibilidad de retirada de Uribe. Poco se habla de dicha posibilidad en los medios de comunicación, pero la coyuntura política y la continuidad devoradora del tiempo, que solo se detiene con la muerte, exigirá, tarde o temprano, la ausencia del expresidente y senador: cerebro y corazón del partido Centro Democrático y sobre quien recae el mayor peso electoral de su partido.


Antes que producir una reflexión en torno a la figura del expresidente y el evento de su indagatoria, importa comprender los ecos de las ovaciones y las rechiflas que suscitó. Al fin de cuentas, Álvaro Uribe Vélez tendrá que marcharse y Colombia tendrá que permanecer.


El encabezado de Shakespeare que abrió el presente escrito es un fragmento de su obra Julio César. En ella, Bruto explica a la ciudad las razones por las que asesinó a traición a su entrañable benefactor y dictador romano Julio César. Bruto antepuso la República al amor hacia el dictador. Pero… ¿De qué sirvió? ¿Acaso terminaron las injusticias de Roma? ¿Nunca más un tirano fue elegido? ¿Nunca más una sociedad volvió a aferrarse al látigo que la hiere?


Si bien el fragmento puede dar a múltiples interpretaciones, algunas más elogiosas a la acción de Bruto, otras menos complacientes, lo que interesa en esta reflexión, que no es un elogio a la obediencia o la inacción, es el beneplácito de la multitud -algunos dirán resistencia- al exceso, la violencia, la calumnia, la muerte. Las formas como se coquetea con el sufrimiento del otro y se desdeñan sus formas de vida.


Como se mencionó, el día de la indagatoria a Uribe despertó una avalancha de voces que inundaron las redes sociales. Especialmente, las manifestaciones más sonadas fueron los ataques al futbolista Faustino Asprilla y a la polémica y dudosa monja que, megáfono en mano, lanzó vivas a Uribe afuera de la Corte Suprema de Justicia.

Fuente: Albrecht Dürer (octubre 08 2019). Recuperado de https://twitter.com/dialogicante/status/1181625570104430594

Fuente: RoSs (octubre 08 2019). Recuperado de https://twitter.com/moschino22/status/1182349060927303680


Sin soslayar las posiciones morales y políticas de ambos personajes y mucho menos desconocer el enardecimiento habitual de las manifestaciones colectivas, es paradójico que la disputa que ofrecen algunos sectores que se oponen a esa suerte de configuración social llamada ‘uribismo’ sea nula en comprensiones y repleta de prejuicios, inquinas y estigmatizaciones. ¿Acaso ya no fue asesinado Julio César? ¿Es la sociedad el “nuevo” tirano?


El extremismo de los enunciados y la dureza de las aseveraciones dan cuenta de que la comprensión se encuentra en bancarrota. La comprensión no tiene más objetivo que brindar sentido a aquello que escapa al pensamiento, y por ello mismo da que pensar. Es falible y frágil. La comprensión permite salirse de uno mismo y acoger al otro.


Por ello, cuando la humillación hacia el otro es aceptada, cuando se estigmatiza o se menoscaba una vida en razones aparentemente virtuosas, es más el afán del exterminio que el de la justicia por realizarse. Adopta un traje engañoso como el lobo el de la oveja.


Al observar las anteriores publicaciones, quienes las publican ofrecen una identidad de su blanco: analfabetismo, paramilitarismo, falsedad, mal gusto. Comentarios que son discriminatorios, elitistas, peligrosos; quienes los cargan son despreciables y residuales. Y todo dentro del marco de la defensa por la ‘verdad’ y la ‘justicia’.


Para cerrar, Colombia permanece. Una de sus tareas es comprender al otro en su analfabetismo si es que tal cosa es odiable y no lamentable. Comprender sin resignarse o esclavizarse. Una ardua tarea, pues como dice Alexis en palabras de Yourcenar: “Amiga mía, siempre te he creído capaz de comprender, lo que es más difícil que perdonar”.

 
 
 

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