Altavista. Entre olas violencia y defensas de la vida
- Semillero de Investigación Accion Colectiva
- 29 dic 2017
- 9 Min. de lectura
Actualizado: 2 nov 2018
Por: Manuela Arango
Quienes vivimos en Medellín, este año ha traído de vuelta a las dinámicas de protesta y movilización la idea de la Defensa de la Vida, desde julio, una nueva ola de asesinatos se ha incorporado a nuestra dinámica social local. Comunas como la 7-Robledo, la 10-La Candelaria y la 16-Belén, se han convertido en focos en donde la disputa del territorio ha cobrado ya más de 450 víctimas en lo que va corrido del año [1]. A esto se le suman fracasadas respuestas militarizadas de la alcaldía, que hoy tiene helicóptero propio, y una nueva incursión de paramilitares dentro de zonas estratégicas de tráfico en la ciudad.
En razón de esto, diferentes colectivos y organizaciones han estado gestionando propuestas que parten de acciones simbólicas que buscan generar una conciencia ciudadana que pueda no sólo hacer visible lo que pasa actualmente en la ciudad, sino que tenga la suficiente fuerza transformadora para generar ejercicios que en lo material puedan frenar la ola de violencia que hoy por hoy se vive. Así, por ejemplo, algunos jóvenes el pasado mes de agosto tiñeron las aguas de las fuentes de Alpujarra de rojo como signo de protesta ante el aumento de los homicidios [2] y en el mes de octubre algunos movimientos de la ciudad crearon el Festival Instinto de Vida, tristemente también manchado por un asesinato.
En el caso particular de Altavista, corregimiento de la ciudad y barrio de la comuna 16, desde inicios de junio del presente año, la disputa por el territorio ha dado de nuevo un escenario de violencia sin par en esa zona. Los combos se han lanzado una vez más a la confrontación, haciendo que se fije otra vez la mirada sobre ellos. En tan sólo 5 meses (de junio a octubre) se cuentan ya dos toques de queda, un paro de buses, 200 niños desescolarizados y ya más de 35 homicidios. Los grupos delincuenciales como Los Chivos, Los Pájaros y la nueva banda Manos de Dios han protagonizado la confrontación.
Pero pese a ello, y tal como lo propone Foucault (1994), el ejercicio del poder, coercitivo para la situación del corregimiento, ha generado también ejercicios de resistencia por parte de la misma comunidad; que, si bien, no ha podido frenar el conflicto, sí ha podido sostener la identidad del barrio más allá de la estigmatización como “barrio caliente”. Esta resistencia ha comenzado como una dinámica propia de las familias y de relaciones de parentesco, pero se ha explayado a tal punto que ha logrado tomar formas artísticas que cada vez toman mayor fuerza.

¿Qué pasa en Altavista?
Lamentablemente, Altavista ya tiene una historia alrededor de estos fenómenos de violencia. El conflicto armado y las reconfiguraciones territoriales han hecho de este sector de la ciudad un lugar estratégico para que fuerzas tanto insurgentes como para-estatales pugnen por el control de las rutas de tráfico al Urabá y al Nudo de Paramillo (Medellín Basta Ya, 2017, p.145). Sin embargo, hoy el panorama es diferente; y la retoma de los territorios por parte de los paramilitares, tras terminado del proceso de paz con FARC-EP, tiene mucho que ver con ello.
Al comienzo de este año, el Clan del Golfo se ha decidido por incursionar de nuevo en el territorio medellinense teniendo una confrontación directa con el grupo delincuencial “La Oficina”, pues terminado el proceso de paz, zonas como Altavista dejaron un vacío de poder y control en ciertos sectores. Esto la comunidad lo ha notado, tal como nos lo hizo saber un ex habitante de lugar: “El barrio estaba relativamente bien hasta este año. Usted sabe, había una que otra balacera (…) A mitad del año todos esos combos se comenzaron a dar bala entre ellos y los afectados como siempre fuimos nosotros.” (Anónimo, 2017)
En junio comenzaron los asesinatos y altercados en los límites del barrio Belén Altavista y el corregimiento. El Clan del Golfo, en conjunto con Manos de Dios se dio a la tarea de tomar y retomar lugares para su control, trasladando, inclusive, sicarios de barrios como La Sierra y de Robledo que hicieron más cruda la situación. Antes de ello, en lo que puede llamarse la cotidianidad del sector, cada grupo sabía cómo estaba organizado el otro y no se entorpecían sus prácticas. Cuando el control del territorio es claro, no existe mucha violencia; de lo contrario, las disputas son una tortura para las comunidades. La situación actual da, así, una primera impresión de un <<crimen desorganizado>> que no parece resolverse.
Pero la realidad es otra. Los combos trabajan de manera muy eficiente, y sobre todo en tiempos de conflicto, con una división del trabajo tal que los altos mandos pueden tranquilamente coordinar las tareas desde puntos completamente alejados de la zona controlada. Una verdadera empresa que, más que otras, capta de manera masiva toda esa masa de desempleados en los lugares maginados.
“Yo me levanto y cogía el celular y el fierro. El jefe me mandaba las instrucciones, por lo general los días son relajados. Unos días que vaya cobre a tales tiendas, que hoy le toca a los buseros, y que sí, hay días en que toca vigilar a las locas del barrio (…)” (Anónimo, 2017)

La razón por la que parece, entonces, que este crimen es desorganizado lo da la manera en la que se luchan estos espacios, pues el vacío de poder no permite una clarificación de la situación, pero, sobre todo, esta distorsión es dada por la respuesta institucional que frente a esto da la Alcaldía. Desde que comenzó la oleada de violencia, la Alcaldía ha dicho encargarse del asunto con diversas acciones efectivas dentro de la zona, invitando, incluso, a la Defensoría del Pueblo a hacerse visible en el territorio. Doscientos policías han hecho presencia en el espacio desde comienzos de julio, la Séptima División del Ejército dirigió 30 hombres a lo más alto del corregimiento cuando la situación parecía encrudecerse más, el helicóptero realiza cada semana un sobrevuelo sobre el lugar, y cuando es necesario, más de una vez.
Tanta ha sido la respuesta militar de la Alcaldía frente al conflicto que barrios de Belén como La Nubia, La Gloria y La Loma de los Bernal se han sentido cohibidos en sus dinámicas al ver tanta Fuerza Armada. ¿Pero de qué sirvió, o ha servido esta respuesta? Pues bien, aunque la mayoría de veces, ante acciones armadas en el sector, la comunidad hace caso omiso y simplemente se refugia en su casa; la respuesta más obvia es llamar a la línea e emergencias de la policía. Pero esto no ha servido de mucho. En primer lugar porque para la comunidad es evidente la relación que existe entre los combos y los miembros de la policía y, en segundo lugar, porque su presencia puede incrementar aún más la violencia y, de paso, perjudicar la convivencia entre los vecinos.
Las respuestas militares son sólo “alivios” de contención y la comunidad hoy reclama mucho más que eso.En ese sentido, la Alcaldía también se ha dirigido con Acciones Integrales, en donde las distintas secretarias de orden social se han hecho presentes en días específicos para ayudar a la comunidad en sus quejas y para dar un parte de que “allí el gobierno si llega”. 450 [3] empleos fueron ofertados a jóvenes y adultos para que comenzaran a trabajar “del lado de la legalidad”.
Pero, aunque a muchos habitantes ha gustado las actividades llevadas como las del INDER o Secretaria de Mujeres -“Cuando en Altavista hacen actividades para los niños el ambiente es otro, es lo más bonito que se puede ver por el barrio”- estas se siguen manteniendo como medidas de salida rápida. Al día de hoy ya no hay programas de los que prometió la Alcaldía en Julio. “Como siempre, el gobierno viene cuando está más caliente, luego nos olvida demasiado rápido”.
Y son precisamente los jóvenes a quienes más afecta dicha situación. Tal como en una entrevista lo referenciaron “Los muchachos o están metidos en los combos o están untados de vainas malucas, en Altavista la educación que hace falta es mucha” (Anónimo, 2017). Las oportunidades de estudio o trabajo son muy escazas, tanto, que no les queda si no buscar un empleo, relativamente estable, con el que sostenerse así sea a costa de su seguridad. Verbigracia “Yo no puedo salir mucho de mi casa, y normal, pero con lo que hago me gano mi plata.” (Anónimo, 2017)
Aun así, vivir en Altavista se entiende como un malestar y una delicia a la vez. Quienes pasamos de vez en cuando por allí no podemos ser ajenos a ese ambiente de compadrería que se maneja en las familias del barrio, ni a la alegría que inunda las calles cuando algún equipo de futbol realiza un gol y mucho menos a los momentos en que, después de algún asesinato, la mayoría de la comunidad se hace presente en los velorios. El olvido de los que son importantes en materia política se desdibuja cuando en una sola cuadra realiza cofradía para realizar un almuerzo en beneficio de alguno.
¿Cómo resiste Altavista?

Pero para entender estas dinámicas es necesario significar estas acciones a partir de una teoría que permita analizar las actividades al margen del poder, de resistencia. Tal como lo explica Foucault, la resistencia es un proceso de coexistencia con el poder “en el momento mismo en el que se da una relación de poder existe la posibilidad de la resistencia. No estamos atrapados por el poder; siempre es posible modificar su dominio en condiciones determinadas y según una estrategia precisa.” (Giraldo, 2006).
La resistencia, así, se comporta como la máxima de la agencia del ciudadano, una máxima que con la suficiente fuerza y cohesión logra capacidades transformadoras expandiendose a todas las dimensiones de la vida humana, teniendo como referente, sabido o no, el subvertir esas mismas relaciones de poder, para algunos son desventajosos.
Para territorios que son generalmente conflictivos, las prácticas de resistencia son especialmente evidentes pues se nutren de experiencias cotidianas y se consolidan en grupos de trabajo. No por otra razón es que en el Corregimiento Altavista existen más de 30 organizaciones comunitarias que “(…) se han ideado mecanismos de gestión, articulación y acompañamiento con las juntas de acción comunal de su microcuenca, tales como talleres, festivales, semilleros, etc.” (Medellín, 2014).
La mayoría de estas propuestas organizacionales en Altavista tienen como enfoque el arte y la juventud, dando así un espacio para la creación desde las subjetividades y pensando a futuro lo que pueden los habitantes. Son planes comunitarios de mejoramiento que convocan a la población más vulnerable, los jóvenes, a crear las mismas posibilidades que permitan declinar ante la tentadora propuesta del trabajo dentro de los combos y que promueven actividades que se salen del margen de lo cotidiano.
Ahora bien, estas organizaciones no son la tendencia en formas de resistencia del territorio en Altavista, pues aunque cumplen funciones de creación y denuncia que al final terminan siendo los visibilizados por la ciudad entera, no es el común denominador de la comunidad la que participa de ellas. En este lugar, las personas tienen formas más genuinas y de relaciones de parentesco con las cuales apoyarse y resistir.
Uno de los entrevistados cuenta que “Altavista es muy feliz cuando las familias hacen sancochos en las calles, se ayudan entre todos para el almuerzo o el fiambre. Sobre todo si son familias o tienen algún vínculo.” (Anónimo, 2017) Lo que confirma la idea de que las relaciones que se generan en vecindad son lo suficientemente fuertes para crear impulso común. Las actividades que se dan en las canchas y los locales comerciales, siempre marchitos por la manera en que los combos dominan, cuando son tomadas por la comunidad son altamente respetadas. Por eso, la manera en la que más se refleja dicha resistencia hace parte de las mismas formas en las que dentro de la comunidad se han reconocido entre ellos.
Es más, cuando son horas afanosas en las que el conflicto es evidente, las familias tienen una respuesta que resiste a esas dinámicas. Como primer recurso, y en la lógica del contexto, se llaman entre todos los familiares para saber si se encuentran protegidos. Además de ello, ya sea alguien de su familia implicado o alguien que necesita ayuda, dan refugio a quien lo necesita en medio de la balacera o persecución; exponiéndose incluso a un señalamiento o amenaza pública de la totalidad de la familia.
En un caso conocido, la familia de alguien que estaba implicado en algunos delitos y que tenía “cuentas pendientes” con algunos combos, fue la que evito que este fuera asesinado en su propia casa a petición de su madre. La resistencia, en territorios como Altavista, tiene como principal institución la familia, con todos los matices que ha este análisis deba hacerse.
¿Pero esto es suficiente? ¿Estas formas de resistencia pueden de verdad subvertir las relaciones poder? Pareciera que más aliento fuera necesario en estas comunidades para realmente hacer un frente material a estas dinámicas de violencia, pero es cínico proponer esto cuando no es la casa propia la que se puede tener amenazada. Lo único cierto es que estas formas de resistencia no se deben dejar caer, ni por parte de las organizaciones comunitarias ni mucho menos del ethos del barrio. Las causas de conflictos como estos son mucho más complejas de lo que se puede esperar, pero no por ello el grito por la Defensa de la Vida debe cesar.
Nota: Este post es realizado en conjunto con mi prima Carolina Pabón Restrepo, con quien emprendí una investigación bastante linda de conocer lo que fue el barrio en el que nos criamos las dos y que hoy nos brinda otras miradas, más allá de una calle para jugar o comer motitas. Esta corta investigación nos ha brindado el aliento y la unión que cada una de las dos necesitaba en tiempos en donde estábamos bastante abrumadas. Este post es para ella.
Bibliografía
Anónimo. (Septiembre de 2017). Cómo es vivir en Altavista.
Anónimo. (Octubre de 2017). Cómo es vivir en Altavista.
Giraldo, R. D. (2006). Poder y resistencia en Michel Foucault. Tábula Raza, 103-122.
Medellín Basta Ya. (2017). Medellín: memorias de una guerra urbana . Medellín: Centro de Memoria Histórica .
Medellín, A. d. (2014). Plan de Desarrollo Local Corregimiento Altavista. Medellín.
Notas
[1] http://www.elcolombiano.com/antioquia/seguridad/asesinatos-en-medellin-durante-octubre-GC7598967
[2] octubrehttp://www.eltiempo.com/colombia/medellin/ciudadanos-tineron-de-rojo-agua-de-las-fuentes-de-medellin-como-protesta-contra-homicidios-114682
[3] http://www.eltiempo.com/colombia/medellin/alcaldia-de-medellin-ofrece-450-empleos-en-altavista-113592
Comments